Como ya avanzábamos, me gustaría utilizar este blog también para dar a conocer a personas del mundo del judo que realizan un trabajo no siempre tan visible pero que desde luego son los más firmes representantes de lo que el Judo significa.
Hoy os traigo un poco de información sobre Francisco Olivenza, judoka madrileño, afincado en Logroño desde hace casi 30 años y que viene desarrollando en los últimos años varios proyectos de lo más destacables. Judoka humilde donde los haya, cuando le planteo preguntarle y compartir su experiencia, no hace más que recalcar una y otra vez que él no es importante y que sin la ayuda de Pedro Fernández, de su gimnasio Pedro Fernández y de la asociación APIR que ha confiado en él sus proyectos no habrían sido posibles.
Francisco, para costear el material que lleva cada año a Mauritania, vende unos calendarios solidarios, pronto tendrá los del próximo año, os mantendremos informados, porque esto segura que en cuanto leáis un poco más de él vais a querer aportar vuestro granito de arena.
¿Cuándo empezaste a hacer judo y por qué? Comencé a practicar judo en el año 1980, en el Colegio Bemposta de Leganés (Madrid). Al principio fue para hacer una actividad deportiva nueva y me empezó a gustar ya que en esa época había muchas competiciones entre los colegios. Casi todos los fines de semana teníamos una.
¿Que significa el judo para ti? Para mí el judo es una de las cosas más importantes de mi vida. He tenido varias etapas: primero descubriéndolo, luego como competidor (¡Tengo que reconocer que no muy bueno!). Un maestro que tuve dijo de mí que era un judoka social… Es decir, que competía no por el ansia de ganar sino que me gustaba hacer grupo y vivir el mundo del judo con los compañeros. Después ha venido la mejor etapa, la de maestro.
¿Quién consideras que es la persona que más te ha marcado como judoka? Más que una persona es una saga la que más me ha marcado como judoka: Pedro Fernández (padre) y Pedro Mª Fernández (hijo). Desde que llegue a Logroño en 1987 siempre han estado ahí ayudándome y haciéndome crecer en este deporte. Puedo decir que para mí son una segunda familia. Sé que siempre estarán ahí y me animan a realizar mis proyectos.
¿En qué consisten tus proyectos? Básicamente son proyectos sociales utilizando el judo. En la actualidad tengo dos: Uno, en Logroño (La Rioja) con la ONG LOCAL A.P.I.R. (Asociación Pro-infancia Riojana). En el mes de Octubre voy a comenzar con la quinta temporada y doy clases a unos cuarenta niñ@s en grave riesgo de exclusión social. El segundo proyecto es en Nouadhibou (Mauritania), Proyecto SMILESJUDO, donde doy clases de judo junto con el judoka Pedro Jornet en la misión Católica. La actividad de judo es dada a niñ@s que son hijos de refugiados e inmigrantes. La peculiaridad de estas clases es que son dadas en francés y en una ciudad donde el problema de la migración está muy latente. La misión es conseguir que estos jóvenes descubran un deporte que les va aportar mucho como persona y desarrollar su personalidad. Además, estuve en Drammen (Noruega) participando en el seminario de la Comisión Judo For Peace de la Federación Internacional, donde pude exponer mis experiencias en África. Participé como ponente en el Congreso de Judo de Girona explicando «Judo for peace» y otros proyectos sociales utilizando el judo. Tengo una asociación “TODOS CON EL JUDO” con dos proyectos más americanos, para proporcionarles material de judo.
¿Cómo se te ocurrió empezar a trabajar en este ámbito? La primera vez que pensé en construir este tipo de proyectos fue en septiembre de 2009. Por mi trabajo, estuve en Nouadhibou (Mauritania) en una época muy difícil pues era muy importante la población migrante en esa ciudad y tanto las autoridades locales como ONGs no daban abasto. Estuve ayudando en el centro de acogida de refugiados en diversas labores. Viendo a esas personas de las cuales más de la mitad eran niños y cómo deambulaban de un lado a otro con la mirada perdida, me di cuenta que tenía que hacer algo para que su vida fuera un poco mejor y para que recuperasen en la medida de lo posible su auto estima. Cuando volví a España comencé a estudiar y a prepararme para que cuando volviera a África pudiera darles clases de judo. En junio de 2011 comencé mi sueño. Ha sido la mejor decisión que he tomado en la vida y he tenido la suerte que he podido continuar en Logroño.
¿Por qué crees que el judo es un buen medio para los objetivos que se proponen en tu proyecto? El judo es uno de los mejores deportes para un proyecto social debido a los valores que inculca y por ser un gran potenciador de la auto-estima. Yo he visto niños que llegaban a mí con la mirada pérdida, sin ganas de nada, desubicados y con graves problemas sociales. El judo hacía su trabajo y al poco tiempo eran uno más en el grupo, eran uno más en esta gran familia. En Logroño he visto un niño con graves problemas familiares y discapacidad intelectual, que tenía una gran dependencia materna y un gran recelo a relacionarse, a los tres años del proyecto, competía en el campeonato de España Infantil en Leganés (Madrid). El éxito de estos proyectos no son las medallas sino las barreras individuales que tiene cada niñ@ y la posibilidad de superarlas.
Háblanos del mejor momento que recuerdas dentro del proyecto o clases que estás desarrollando. Mi mejor momento es CADA DÍA QUE ME REÚNO CON ELLOS. Animo a los técnicos de judo que quieran hacerlo a estar en un proyecto de este tipo. Solo con mirar sus ojos y ver sus sonrisas se darán cuenta que para ellos es muy importante.
¿Y el peor o más difícil? El peor momento es, en el caso de Mauritania, cuando me tengo que ir. Los sentimientos están a flor de piel y casi no dejan que te vayas. Pero no solo los niños sino que también los padres y el personal de la misión se quedan tristes. En el caso de Logroño, ha sido al final de mayo de este año cuando el proyecto de APIR donde estaba enmarcado el judo se canceló. No se sabía cómo se iba hacer la actividad de judo y pensé muchas veces que tendría que empezar de nuevo. Menos mal que cuando se cierra una puerta, se abre una ventana. En la actualidad se ha convertido en un proyecto propio dentro de la ONG, con instalaciones propias y con nuevos sueños. También hemos tenido la gran suerte de tener la donación de 12 colchonetas de la Federación de judo de Castilla y León, en la persona de su presidente Vicente Zarza.
¿Te gustaría añadir algo más? Me gustaría añadir que yo me considero simplemente un judoka que ha tenido la gran suerte de que esos niñ@s y familias confiaran en el judo. Creo que cualquier técnico de judo puede hacer lo mismo o incluso mejor. Si a algún maestro de judo le gustara iniciar un proyecto similar y no sabe cómo iniciarlo, que no dude en llamarme. Los judokas somos una familia y debemos ayudarnos.
Con esto concluimos, agradecer a Francisco su tiempo, su simpatía y amabilidad y desearte mucha suerte en este nuevo inicio de curso. Si queréis saber más sobre las aventuras de el maestro Francisco Olivenza, podeis leer el blog que escribió durante su último viaje: http://maestro-ukemi.tumblr.com/
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